lunes, 13 de agosto de 2012

13 años y pues nada, vamos en involución.


13 años hace que te apagaron la vida, Jaime Garzón.

Un día como hoy, pero hace trece años.

Mi nombre es Laura Marcela Aguirre, soy de Cali y el viernes cumpliré 15 años. En el día de hoy quiero compartirles un poema inédito que escribí en conmemoración al aniversario de la muerte de Jaime Garzón. Con lágrimas en los ojos, mientras me invadía la desesperanza, escribí estas palabras en la madrugada del día de hoy. Espero que sean de su agrado. Impunidad hace más de una década y nosotros en el "absoluto cruce de brazos"



Un 13 de agosto como hoy, pero hace 13 años.

Hace trece años bajo tierra,
vestido de gala y en un cajón,
yace el cuerpo consumido y sin vida
del ilustre Jaime Garzón.

Fue su decisión por defender
unos concretos ideales
lo que lo llevó a alejarse para siempre
del vano mundo de los mortales.

Ciertamente el no merecía
ese asesinato sin compasión,
pero su vida le fue arrebatada
por sicarios a sueldo y sin corazón.

Dicen que cayó sobre la acera
de una calle o una avenida
en un triste 13 de agosto
que Colombia aún no olvida.

Y aunque no soy de supersticiones
es difícil no comprobar
que fue un viernes 13 precisamente
un oscuro día para recordar.



Pero no Jaime, no estés triste
que al menos yo no te he olvidado;
contigo no se cumple el dicho de:
a lo pasado, pasado.

No les gustó que pensaras diferente,
no les gustó que les hablaras de frente.

Algunos odiaban que a través del humor,
sin discursos ni promesas,
estuvieras generando el cambio
que a ellos poco les interesa.

Sé que no es tiempo de llorar
que debería recordarte alegre,
pero es que algunos no estamos conformes
con que tu memoria se desintegre.

Si estuvieses vivo, Jaime
de seguro asistiría a una de tus conferencias;
sería una estudiante más y tal vez no marcaría la diferencia,
pero pensaría que en este país si se pueden tener ideales
sin que los asesine la cruel violencia.




Tenía apenas un año de vida
en ese triste agosto del noventa y nueve,
cuando te despediste del mundo con tu mirada
y te iluminaba desde el cielo la luz que no se mueve.

Sí, sólo un año Jaime
y en ese entonces no tenía la preocupación,
de que mi país a las 5:45 de la mañana perdía
a un líder de la nueva revolución.

No pude ni podré escucharte nunca hablar en vivo,
no pude reír contigo mientras mostrabas de las cosas, el lado positivo;
no pude verte  en televisión,
ni podré mandarte nunca un correo postal a tu dirección.
No te veré en el noticiero haciendo vivir la ilusión,
ya no estás más en las mesas de conciliación.

Te cuento que por aquí se sigue la indiferencia,
 la pleitesía a la clase “ESA” y la corrupción,
se crean nuevos problemas pero los miramos sin atención,
los jóvenes no están interesados en cambiar la situación,
por eso y muchas más cosas: TE NECESITAMOS JAIME GARZÓN.

Te nos fuiste hoy trece hace trece años,
pero  nos mostraste que si abriéramos los ojos
el cambio sería drástico y de gran tamaño.

Hoy sólo puedo pensar,
escribir y verte a través de una pantalla;
que te descongela, que te muestra hablando
siempre con una sonrisa de gran talla.

Gracias Jaime por tus palabras,
por contarnos lo que los indígenas tradujeron como “pedazo diez dos”,
si supieras que por conocer esas palabras,
ahora sé que no sueño sola, que ya somos al menos dos.

Y bueno, es momento de despedirme,
no creo que en el cielo te den permiso hasta tan tarde,
total debes estar riéndote,
o escribiendo cosas sobre los cobardes.

O estarás desde arriba mirando a Colombia,
acompañando a Dios y prendido de su manto,
o quién quita que estés lustrándole las botas a un arcángel
mientras haces reír a un santo.

Dale de mi parte un saludo
a los otros líderes que lucharon, que tenían la razón,
pues por aquí en Colombia trece años después
de que cinco balas apagaran tu cuerpo y tu corazón,
aún no nos acostumbramos a tu partida, querido Jaime Hernando Garzón.